Jenaro Villamil
El partido político más antiguo de América Latina retornó al poder presidencial tras 12 años de frustrada alternancia. El PRI, una invención netamente mexicana, mezcla de partido de Estado, con franquicias estatales y retórica de nacionalismo revolucionario, convertido ahora en plataforma neoliberal, retornó con Enrique Peña Nieto a Los Pinos.
No era una novedad el regreso del PRI a Los Pinos. Mucho menos que Peña Nieto, el administrador de la franquicia más grande, con mayores recursos y más ambición (la del PRI Estado de México-Grupo Atlacomulco) lograra esta hazaña con millonarios recursos y mercadotecnia invasiva. Desde el 2009, era claro que el PRI desplazaba al PAN, lanzaba sus dardos contra una izquierda fragmentada e impondría a Peña Nieto como su estandarte.
La novedad fue el surgimiento, en el corazón de la campaña electoral del 2012, de un movimiento sui géneris, de jóvenes universitarios, de clase media, usuarios de…
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